El mejor final de este prefacio será sin duda el facilitado por las siguientes líneas, que me escribía uno de nuestros más gloriosos comandantes de submarinos: «...Me alegro particularmente de que usted haya escogido los hechos decisivos y dado al lector, gracias a ellos, una excelente vista de conjunto.
Es muy deseable, a mi parecer, que muy amplios círculos que no han tenido jamás relaciones con la Marina, sepan lo que ella hizo».
CAJUS BEKKER Dusseldorf, verano de 1953.
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